martes, 9 de junio de 2015

El Gin-Tonic: historias y curiosiades VI

Hoy hablaremos del Gin-Tonic perfecto.


Nacimiento del Gin-Tonic


Ya sabemos que la ginebra es originaria de Holanda y que los Ingleses crearon la London Dry Gin a partir de ella; y que la tónica nació para combatir la malaria. Pero, ¿cuándo y por qué empezaron a combinarse?

Regresemos al siglo XIX, época en la que en las colonias británicas se consumía quinina para combatir la malaria. El sabor era extremadamente amargo y, en torno a 1825, los oficiales ingleses que estaban desplazados en la India (colonia británica por aquel entonces) para mejorarlo empezaron a disolver las pastillas de quinina en agua, añadiéndole zumo de lima, azúcar y ginebra. Mientras hacían algo más placentero su consumo, habían inventado el precursor del gin tonic.

En poco tiempo la mezcla pasó de ser una medicina preventiva a una bebida refrescante y social hasta el punto que en el año 1870 la mezcla de Indian Water Tonic con ginebra era más que conocida.

Actualmente es una de las bebidas más conocidas y consumidas del mundo y la podemos encontrar en cualquier bar al que vayamos.

Preparación del Gin-Tonic



El gin-tonic se puede preparar de infinidad de maneras distintas y a pesar de su sencillez dependiendo de quién y cómo se prepara el resultado final puede variar muchísimo. Y es que un gin-tonic bien preparado puede ser una maravilla para el paladar pero un gin-tonic mal preparado puede ser un combinado vulgar, alcoholizante e imbebible.

Lo primero es elegir el recipiente; no olvides servir tu Gin-Tonic en un vaso ancho o capa de balón; solo así se mezclarán bien los ingredientes, en la cantidad justa (toda la botella de tónica) y el combinado desplegará todo su aroma y sabor.

Segundo, enfriar la copa o el vaso. Añade 3 ó 4 cubitos de hielo y hazlos girar moviendo la copa. Verás como se va escarchando el recipiente. Tira el agua que se haya producido ayudándote de un colador y añade más hielo. Lo cubitos densos y sólidos para que enfríen rápidamente el Gin-Tonic, sin aguarlo.

Lo tercero, selecciona los botánicos (no más de dos para que realmente hagan su función y no se "emborronen los sabores") y añádelos a la copa. Para conseguir el efecto perfecto es conveniente que suelten su aroma: con las pinzas del hielo, sobre el propio hielo, aplástalos o retuércelos sólo un poquito.

Tercero, añade la ginebra que hayas elegido "regando" todo el hielo. La cantidad es importante, en su justa medida, 1:4, es decir, 5cl para una tónica de 20cl es perfecto.

Cuarto, la tónica.  Hay quien dice que hay que dejarla caer muy suavemente a través del último hielo que hay en la copa. Nosotros os recomendamos usar la cuchara mezcladora con forma de varilla. Colocadla de forma que toque el final de la copa, que es donde está la ginebra. Apoyad la boca del botellín de tónica en la parte más baja de la varilla y dejad caer muy suavemente la tónica, para evitar que se pierda tanto gas como si la tiráramos directamente y, sobre todo, para que se mezcle bien. No hace falta ni agitar ni remover, para no perder gas.

Por último, beber. Sí, también hay normas para disfrutar del Gin-Tonic cuando lo tenemos entre manos. Hacer un Gin-Tonic requiere su tiempo, pero se tiene que beber relativamente rápido. En España hace calor y en 20 minutos el hielo se habrá fundido y acabarás bebiendo agua con Gin-Tonic. Un truco, si no queremos beber tan rápido, es compartir los Gin-Tonic.

Elección de la tónica y los botánicos


A la hora de elaborar un Gin-Tonic podemos encontrarnos con la dificultad de tener que elegir entre las más de 200 ginebras existentes en el mercado español y casi una veintena de tónicas. ¿Cuáles elegir? Y sobre todo, ¿cómo combinarlas?, ¿qué botánicos poner?

Para elaborar la combinación perfecta, hay que tener en cuenta los ingredientes que lleva la ginebra y de esa forma potenciar o contrarrestar su sabor con la tónica adecuada, aunque como en todas las cosas, lo importante es tener en cuenta los gustos de cada uno.

Para ginebras clásicas, con enebro y un paladar seco, una buena opción es una tónica 100% azucarada que contrarreste lo seco de la ginebra. Pero si lo que queremos es mantener el amargor clásico del gin tonic, lo mejor es una tónica lo más pura posible.

Las ginebras florales y perfumadas, con pétalos de rosas o flor de saúco, que son más ligeras, pueden combinarse bien con las tónicas normales, que son más amargas.

A las ginebras afrutadas les acompañan bien las tónicas con pimienta rosa, ya que le dará a la ginebra unas notas picantes y mayor complejidad al combinado.

A las ginebras aromáticas les vendrán como anillo al dedo las tónicas con jengibre y cardamomo para darles un toque de frescor y equilibrio.

Y para las ginebras cítricas, donde van a predominar el limón, la lima o la naranja, nada como unas tónicas con dosis extra de cítrico si lo que queremos es intensificar ese aroma.

A la hora de decorar o complementar nuestro gin tonic podemos fijarnos en la etiqueta de la ginebra para averiguar cuáles son los ingredientes que lleva y así potenciar su sabor con alguno de ellos.

Por ejemplo, se la ginebra lleva frutas del bosque, le pongo una frambuesa o unas grosellas rojas; si tiene regaliz podemos ponerle un palo dulce, que además servirá para removerla; si es una ginebra clásica con enebro podemos añadirle una piel de pomelo o limón para proporcionarle una nota cítrica. En este sentido, si hablamos de marcas, a Hendricks podemos ponerle una piel de pepino o pétalos de rosa, a una Bombay una piel de naranja. Y para una Beefeater, una cáscara de limón que le dará un toque ácido perfecto.

¡A disfrutar!

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